lunes, 15 de febrero de 2010

15 de febrero del 2010



15 febrero 2010


Desde la mañana te sentí este día acompañándome en mi cotidianidad, por alguna razón te sentía tan cerca, tan cerca que sonreí cuando preparaba mi ropa para salir, tan cercana que mientras planchaba mi ropa sonreía y me puse a hablar en voz alta, a hablarte como si pudieras escucharme, sé que es una locura, se que si alguien más me hubiera vito seguramente se hubiera reído, pero tenía ganas de decirte que te amo en voz alta, de charlar un rato contigo y contarte como si pudieras escucharme las locuras que pasan por mi cabeza.


Sin saber cómo llegue al punto en que te comencé a contar un cuento, te invente una historia más sobre esa criaturita tan extraña que se asoma al espejo cada vez que me paro frente a él. Contándote lo que pasaba en el cuento me comencé a preguntar muchas cosas, sobre todo el lugar que ocupo yo en tu vida, o el que ocuparía si me conocieras, se estuvieras aquí.


¿Cómo será el verte? ¿Me reconocerás si te miras reflejada en mis ojos? ¿Podrías amarme así como soy? ¿Podrías ver debajo de mi fealdad, debajo de mi piel pálida o enrojecida por el sol? ¿Podrás tener ganas de acercarte aun mirándome las manos pequeñas anidando entre la cutícula de los dedos rastros de la pintura que la noche anterior te puse sobre la piel? ¿Podrás ver más allá de todo eso, y enamorarte?


No sé qué lugar ocupo yo en tu vida, no sé qué lugar ocuparía si llegara, si me vieras, la verdad es que nunca he encontrado un lugar en donde quepa, es difícil imaginarme entrando en tu corazón, y que quepa allí, porque en los corazones hay lugar para cosas lindas, caben bien esas cosas hermosas que a diario vemos, en los corazones solo debe haber lugar para lo bello, solo eso debe de entrar, y yo la verdad no creo caber dentro del tuyo, más que nada porque incluso en la tierra no quepo, en la tierra caben los hombres y yo simplemente no lo soy, ya sabes bien como me miro.


Pero pensando en todo eso me senté en la cornisa una vez más, con mi taza grande de café y el sol pegándome encima, soplaba un poco de viento, así que había pocas nubes en el cielo, y mirando el cielo vi la Luna, transparente como un fantasma, transparente como tú, y sonreí de nuevo, porque pensé entonces que quizás allí haya lugar para un tipo como yo, quizás en la luna quepa, y quepa este amor que tengo por ti, entonces no tendría que entrar en tu corazón, ni tendrías que amarme, simplemente estaría desde allá arriba mirándote y acompañándote cada noche, abrigándote con la luz de la luna para que no te resfríes, pidiéndole al viento que sople cuando tengas bochornos y cuidando tus sueños para que no tengas pesadillas y despiertes cada mañana feliz, con una sonrisa en el rostro, con una sonrisa como con la que esta mañana recibí al sol que me pego en la cara cuando cruce la puerta para salir a pensar en ti.


Quizás no quepa en tu corazón, quizás no quepa en la tierra, pero si llego a la Luna me encargare que sepas cada noche que te amo, sin que tengas que responderme lo mismo, porque un rayito de luz de Luna siempre tendrá lugar en un corazón.

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