27 de enero del 2011

27 de enero del 2011

Son ya cuatro semanas sin ti, sin mí, sin nosotros, quizás mas, tu sabes a lo que me refiero, ¿cuanto tiempo no nos tuvimos?, ¿Cuánto tiempo fuimos extraños, uno sin el otro, tu sin mí, yo sin nada? Pero pese a todo y todos, nos encontramos, nos reconocimos, nos vimos juntos, y fuimos solo tú y yo, y el resto de un mundo que cambiamos juntos, para ti y para mí.

Son ya cuatro semanas sin ti, cuatro semanas enterrando esa imagen de tu cuerpo sin vida sobre la cama de aquel hospital en una ciudad que no era nuestra, enterrando esa imagen con todas las imágenes que tengo de tus sonrisa, de tus pucheros, de las cotidianidades que por más simples y pequeñas que parecieran a los demás, para mi eran un milagro cada que las contemplaba, cada que te contemplaba, cuatro semanas buscando tu voz en el jardín, en la almohada y su funda roja, en unos pinceles que duermen porque ya no los miras, en unas calles a las que algunas veces suelo navegar para encontrarte en alguna banca, en alguna esquina, en algún parque.

Tengo tanto que decirte, nada nuevo, porque nada nuevo he podido hacer, porque nada nuevo sé hacer ya, pero estas ganas sordas de gritarte que te amo no duermen, no me paran los temblores en los dedos que reclaman tu cabello, tu piel, tus labios, no cesan estas lagrimas de rodar por la desesperación de ya no encontrarte, de ya no mirarte, y esta locura que es no saber si me ves, si estás aquí, aunque no te vea, aunque no te sienta, aunque muchas veces si te siento, aunque muchas veces si te miro, aunque muchas veces duermo todo el día sin ganas de querer escapar de tus brazos cuando el dolor me hace dormir, aunque muchas veces ya no siento nada, ni frio, ni dolor, ni ganas de salir de noche al jardín y recordar las noches antes de todo,

antes de todo,

antes de todo,

esas noches en que salíamos a escondernos en las sombras para besarnos y cobijarnos del frio, esas noches en que después de ayudarte con tus tareas me ponía a pintar para ti, esas noches en que me pedias que dejara de fumar, y escapando salía al jardín con la taza de café a hurgar en el árbol de cigarros, ¿lo recuerdas?, y tras unos minutos y sin darme cuenta de tus pasitos llegabas a abrazarme por la espalda diciéndome que queríamos hijos sanos, esas noches ¿recuerdas?,

esas noches,

esas noches,

¿Dónde quedaron ahora mis noches? ¿Dónde quedaron ahora sin las tuyas? Son ya cuatro semanas sin noches, hablándote en la obscuridad, dentro de esta habitación donde siempre es de noche como decías, ahora es más obscura, ahora ya nada brilla, ahora ya nada respira, ahora ya no estás tú, ya no reclaman los muebles tu regreso, porque hasta ellos saben que ya no volverás, sin embargo, algunas noches estas aquí, estoy aquí contigo, abrazando tu recuerdo, entre lagrimas, entre sonrisas, entre reclamos a esta ausencia, entre este coraje contra la vida o el destino, o lo que sea que haya hecho que nos encontráramos tan solo para que después llegara la muerte a llevarte a donde ya no puedo alcanzarte, a donde ya no puedo escucharte, donde ya no puedo abrazarte, donde ya no puedo besarte, ni decirte que me haces mucha falta, que te extraño a cada momento, que no se qué hacer sin ti, porque mi futuro lo construí a tu lado, y sin ti me he quedado sin nada,

sin nada,

sin ti,

sin nada.

Son ya cuatro semanas sin ti, cuatro semanas en que junto a ti, morí yo también, cuatro semanas de rezarle al viento para que hasta tu cielo escuches cada que sollozo un te amo, y sepas que pese a tu ausencia, es verdad.

Te amo, aunque ya no lo leas, aunque ya no lo escuches, aunque ya no me veas, aunque ya no me escuches, aunque ya no me sientas, te amo y en estas cuatro semanas sin ti, sabes bien, que no he podido encontrar el camino de regreso después de haber besado tu frente, tus pies, y decirte adiós, sabiendo que ya no despertarías una noche más a mi lado.

Son ya cuatro semanas y aun te espero, y aun me haces falta, y te extraño, y aun te amo.